Llevamos más de año y medio que somos testigos de una guerra brutal desgarra Gaza. Las atrocidades del atentado del 7 de octubre del grupo terrorista Hamás - que sigue reteniendo rehenes - fueron instrumentalizadas por el gobierno israelí no para hacer justicia, sino para desatar una guerra devastadora contra el pueblo palestino. Se trata del primer genocidio retransmitido en directo por las redes sociales. Visto a través de los ojos de médicos que trabajan con linternas, padres que sacan a sus hijos de entre los escombros, periodistas que comparten sus últimos mensajes antes de ser asesinados.

Durante mucho tiempo, todo lo que podíamos hacer era mirar, compartir, llorar y sentirnos impotentes.

Han muerto más de 54.000 personas, en su mayoría civiles. Más de la mitad de las víctimas son mujeres y niños. 2 millones de personas - casi toda la población de Gaza - han sido desplazadas.

El ejército israelí está destruyendo sistemáticamente hospitales, escuelas e infraestructuras básicas. Se está matando deliberadamente de hambre a la población. El gobierno israelí bloquea el acceso a alimentos, agua potable y ayuda humanitaria vital.

Y mientras todo esto ocurre, la UE sigue recompensando a Israel con un acceso comercial preferente a través del Acuerdo de Asociación UE-Israel. Mientras caen las bombas y se agrava el sufrimiento de la población de Gaza, el 28,8% de las exportaciones israelíes se destinan a la UE (por valor de 15.900 millones de euros al año), el socio comercial más importante de Israel.

Pero este acuerdo tiene una condición: una cláusula de derechos humanos que obliga a ambas partes a defender los derechos humanos básicos para que el tratado siga en vigor. En este momento, es innegable que el gobierno israelí viola sistemática y persistentemente los derechos humanos.

Ahora, hemos encontrado una forma de actuar, de suspender el acuerdo comercial y presionar a Israel para poner fin al genocidio.

Ya 17 países de la UE han iniciado una revisión formal del cumplimiento por parte de Israel de las obligaciones que le impone el Tratado de no violar los derechos humanos. Ahora la UE debe dar el siguiente paso.

Con nuestras firmas, exigimos a los dirigentes de la UE que actúen ya. Aquí cómo:

1. Kaja Kallas debe proponer la suspensión.

Como Alta Representante de la UE para Asuntos Exteriores, Kallas está dirigiendo la revisión de las violaciones de los derechos humanos por parte de Israel. La revisión está prevista para el 23 de junio, pero no hay razón para esperar. Kallas debe pedir la suspensión del acuerdo comercial UE - Israel inmediatamente.

2. La Comisión Europea debe votar a favor de la suspensión.

Los 27 comisarios - uno por cada Estado miembro de la UE - deben impulsar el proceso de suspensión. Con mayoría simple, sólo se necesitan 14 votos para que pase a votación final en el Consejo Europeo.

3. El Consejo Europeo debe finalizar la suspensión.

Para suspender los privilegios comerciales de Israel mediante la suspensión del componente comercial preferencial del acuerdo, una mayoría cualificada de 15 Estados miembros - que representen al menos el 65% de la población de la UE - debe votar a favor.

La UE ya ha suspendido antes acuerdos comerciales por violaciones de derechos humanos, por mucho menos de lo que estamos presenciando en Gaza. Ahora es el momento de hacer lo que debería haberse hecho hace tiempo: suspender el acuerdo comercial UE-Israel.

Firma la petición. Pone fin al genocidio.